C13. Relato y experiencia de Fernando Blanco en la Maratón de Panamá 2010

Y después de tanta espera, entrenamientos y sacrificios, había llegado el 4 de diciembre, estábamos ya en la antesala de la Maratón Internacional de Panamá, la carrera  más importante del calendario local  y este año la directiva del Club Corredores del Istmo, le había puesto “Salsa” al asunto. 

La premiación era la mejor de la historia de este evento y había atraído a muy buenos corredores internacionales y para los locales el premio para quien ocupara el primer lugar, se había doblado con respecto al del año pasado, pero se tenía que bajar la barrera de 2h:45m. para obtenerlo.

Este día anterior al evento lo quería pasar tranquilo en mi casa, cero estrés de estar manejando, mucha hidratación y cuidar lo que comía, por lo que procedí a retirar mi respectivo kit y número de carrera el día viernes.  Pero no siempre las cosas salen como uno las planea y tuve un visitante que llegó del extranjero el viernes en la noche a quien le di posada y por lo tanto tuve que acompañarlo el día sábado a su respectiva inscripción en el hotel Plaza Paitilla, lo que aproveche para saludar a otros corredores.

Mi idea originalmente era cenar el sábado en casa, pero me quede conversando con el visitante y cuando me di cuenta me había retrasado para preparar los implementos de carrera para el día siguiente.  Debido a que algunos atletas teníamos una cortesía por parte de la directiva del Club para cenar y luego  hospedarnos en el hotel sede en la víspera de la carrera, decidí preparar mi uniforme y proceder a cenar fuera de mi casa.  La única duda que tenía en este momento era sobre las zapatillas que  iba a usar en el evento, tenía por un lado las SAUCONY “TANGENT”, excelente modelo por lo liviano y buen amortiguamiento, y el nuevo modelo  SAUCONY “KINVARA”, que es como un guante con una suela, muy livianas y cómodas,  pero mi patrocinador me las había proporcionado unas pocas semanas atrás y no las había probado a fondo, por lo que me decidí por las primeras.

Llegada la hora de la cena, la verdad es que tenía hambre y aunque lo ideal hubiera sido cenar algo muy ligero, me pusieron en frente unos spaghetti con pollo y salsa roja, de la cual no quedo nada.  Aunque estaba conciente de que lo ideal hubiera sido los macarrones sin la salsa y poca proteína, los mismos ya venían mezclados, así que no había mucho que decidir para satisfacer el apetito.

Después de dormir algunas horas nos paramos a las 2:30 a.m., Simón Alvarado mi entrenador y Cesar Muñoz quien fue 2º lugar el año pasado me acompañaban.  Desayunamos, nos preparamos y a las 4:00 a.m. estábamos en los estacionamientos de Multiplaza, punto de partida de la maratón.

La madrugada se presentaba con una ligera llovizna, así que preparado con mi capote a las 4:30 empecé a caminar y realizar el calentamiento y los estiramientos de rigor.  Hay una especie de incertidumbre y nerviosismo en este punto, la mente comienza a cavilar sobre si no fue suficiente el entrenamiento o fue demasiado y se sentirá uno cansado desde el inicio, que si la cena fue demasiada, que no dormí muy bien  y entre tanto saluda uno a los compañeros de carrera para distraer la mente.

De repente las notas del himno nacional y a prepararse en el punto de partida.  Una de las ventajas de las partidas en una maratón es que no hay mucha empujadera, los corredores sabemos que nos esperan un poco más de 42 Km. por delante y no hay premura para ir a enfrentarlos.  Después del disparo de partida, la idea era colocarme en un grupo que fuera acorde con el paso que quería, lo logré con un atleta ecuatoriano y con  el local Cesar Muñoz. 

Pasado el kilómetro 5, hice un jalón para ver como iban mis compañeros en ese momento y como no respondieron seguí en solitario, muy temprano la verdad para una carrera tan larga.  El apoyo de mi familia y amigos en estos momentos era gratificante, me sentía como en una nube.  Trato de unirme al corredor que iba delante de nosotros, observo que es el atleta nicaragüense Villavicencio quien había llegado 3ro. en el 2009. 

Lo alcanzo pero lo veo un poco mal, no tiene ritmo y esta disminuyendo el paso, así que sigo adelante  Las referencias de carrera que me daba mi gran amigo, compañero de equipo y tocayo, Fernando Revuelta, eran excelentes.  Pasado el kilómetro 10, ya en Costa del Este,  observo que voy por debajo del tiempo que tenía estipulado, pero me sentía muy bien, así que seguí al mismo paso.  Un poco más adelante pude observar que el grupo de punta de la carrera ya venía de regreso por el paño opuesto  y era jalado por los africanos y como una estela ya iban descolgándose los demás corredores internacionales. 

Aprovecho para ir contando posiciones y veo que voy en la casilla 11, nada mal para la calidad de corredores que se presentaron.  En el kilómetro 15 todavía voy por debajo del tiempo planeado pero las piernas van bien y me dan confianza, tomamos entonces el corredor de regreso a Punta Pacifica, un tramo muy difícil para mí en lo mental, se me hace eterno.  Paso la marca de los 21 kilómetros, voy muy bien con respecto al tiempo planeado, paso por el punto de partida y me anima un grupo nutrido de espectadores. 

Luego paso revista a mi cuerpo, Piernas?? bien, Respiración?? bien, Braceo?? bien, Algún dolor?? Ninguno, ¡Excelente!   “Solo falta la mitad”, me digo mentalmente, tomo un gel y sigo.  Me preparo a entrar  en la cinta costera, no quiero perder el paso en los puentes que se encuentran a esta altura.  Bajando el último puente en Paitilla justo antes de entrar en la Cinta Costera, me recibe un frío viento de frente, siento un leve dolor de estomago, ¡No puede ser! me digo a mi mismo, a la vez que trato de tomarlo con calma.  Tan solo espero que sea algo pasajero, bajo un poco el ritmo.  Recuerdo que tengo unos minutos a mi favor ya que iba por debajo de lo que tenía planeado, así que me conforta saberlo.  Al contrario de lo que esperaba, el dolor se incrementa, hacía el final de la cinta costera ya voy buscando un baño, no veo y sigo aguantando, pero había perdido mi ritmo totalmente.

Entré a la avenida 4 de julio y después de pasar estos columpios, no aguanto más y me tiro a un lado de la calle por el límite del Chorrillo.  Hay una especie de hondonada y me acurruco tranquilo, ya que este punto no es muy visible desde la calle.  Recuerdo las palabras de otro gran amigo, Edmundo Andrion, “Siempre que hagas recorridos largos, lleva tu papel higiénico, uno nunca sabe”.  A la vez, me doy cuenta que una cosa es estar sentado en el servicio de tu casa y otra muy diferente estar acurrucado en un potrero y con 30 Km. de carrera encima.  Lo que mas me golpeo fue ver como pasaban dos corredores enfrente mío, cuando estaba en estos menesteres, uno de Colombia a quien había dado posada y el otro el de Ecuador, quien fue uno de los compañeros de ruta los primeros 5 kilómetros.  Mi primera reacción fue terminar e ir a la caza de estos dos corredores, pero al incorporarme, casi no puedo ni salir de la zanja donde me encontraba, mis músculos se encontraban engarrotados,  así que comencé a trotar suave para ir agarrando el ritmo.

Entré en la zona de Amador, pero me sentía muy débil, no solo en la zona abdominal sino en forma general.  No se como hice para salir de Amador, la verdad es que aquí sale a relucir si entrenaste o no entrenaste bien, tu mente.  Al llegar a la altura del antiguo YMCA, me ataco un calambre en mi pierna derecha, solo me faltaba esto.  Encuentro a mi amigo Pacheco quien me observa cojear,  ¿Qué paso Fernando?, ¿te jodiste la pierna?  Asiento con mi cabeza  y responde ¡Vaya la vida! Casi nunca había tenido problemas de calambres y todavía me faltan como 8 o 9 kilómetros por delante  
   
Bajo el paso y me masajeo, pero trato de no parar, presiento que si paro no arranco más.  A estas alturas ya ni el cronometro miraba, estaba tan solo concentrado en llegar y todo se te hace eterno, difícilmente subo el caracol de acceso al puente sobre la Avenida Central, de pronto ya estoy entrando en la cinta costera, ¡solo faltan 5 kilómetros!, me doy animo a mi mismo y sigo con el auto masaje    Agua, Powerade o Gel ??, me pregunta Josué, quien era mi aguatero en estos momentos y tan solo atine a hacer gestos de que no quería nada.  Menos mal que no le dio por preguntar que si quería subirme al carro,  porque talvez hubiera abandonado. 

Más adelante desde un puente en la cinta costera escucho un grito “Dale Fernando, todavía estas en el tiempo”, era mi gran amigo “Cocho”, el hombre de los batidos naturales,  a quien le compro estos jugos, para mantener bien los niveles de vitaminas y minerales.  Estas palabras me despertaron y me hicieron entrar en carrera nuevamente, me llegó como un segundo aire.  Observo el cronometro y efectivamente de acuerdo a la distancia que falta, calculo que puedo estar por debajo de las 2h45m.  Subo los puentes de Paitilla al final de la Cinta Costera y me siento recuperado como para preparar un remate después de la subida del antiguo colegio de las esclavas, voy con lo que puedo. 

Entro a los estacionamientos de  Multiplaza, observo una multitud vitoreando en la meta y el cronometro marcando 2h43m, me enfilo a los últimos 50 mts, escucho a la multitud y alguien con megáfono animándome  en la recta final y veo al presidente del Club, Beby Miro, en la línea de meta, quien esta contento de que este entrando dentro del tiempo estipulado y me da su mano, contagiándome su alegría.  Miro hacia arriba y el cronometro de meta todavía no pasaba a 2h 44m.

Después de pasar la meta, me apañó mi hermana,  quien me sirvió de sostén mientras me recuperaba y me invade ese sentimiento entremezclado de alegría, cansancio, dolor y satisfacción por haber llegado.  Había terminado la maratón en la que he pasado de sentirme muy bien a sentirme muy mal y a tratar de hacer lo mejor posible al final, ha sido una de las maratones más difíciles para mí, a las vez que de mucha enseñanza.  Al final logré la posición No. 13 en general y primero de los locales con 2:43:50

Luego en la tarde un bufé por cortesía de mi otro gran amigo “El Chef” Pacheco y una buena hidratación junto a otros maratonianos y familiares, cerraron con broche de oro éste espectacular día.

Bueno amigos, un nuevo año y nuevos retos.  Espero seguir compartiendo con ustedes esta gran pasión por el running.

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